Si has leído Powers antes, habrás encontrado historias independientes que poco tienen que ver entre sí, con muchos subtramas que,al final, acabas olvidando pero siguen ahí.
En el primer tomo, titulado ¿Quién mató a Retro Girl?, pudimos comprobar que una superheroina era asesinada y eso afectaba mucho al protagonista, Christian Walker, más que nada porque éste fue un superhéroe en el pasado y la víctima era muy cercana a él. En el segundo, simplemente morían chicos que imitaban a los superhéroes en un juego de rol. En el tercero observamos a una especie de Superman que muere de un infarto un tanto peculiar. Ahora, en el cuarto, ocurren una serie de cosas que alterarán por completo la vida del protagonista y su modo de ver el mundo. Todo empieza con la ruptura de un grupo, el grupo FG-3, que ya pudimos ver en el tomo anterior (en una de las noticias de la revista que se simula en ese tomo). A partir de esa ruptura, uno estalla en pedazos sin motivo aparente, la otra se vuelve loca y sus poderes se empiezan a descontrolar, mientras que el último ha desaparecido. Los agentes Walker y Pligrim se encargarán de averiguar quien está detrás de todo esto. La historia se mueve mucho por la televisión, que es vista como si unos carroñeros se trataran, siempre intentando buscar la noticia al coste que sea y sacando todos los trapos sucios que puedan. Vemos a un presentador que es muy distinto detrás de las cámaras, que en la realidad es todo lo contrario a lo que todo el mundo cree. Como la realidad de los medios de comunicación misma. Todo ello crea la sensación de que lo que se cuenta parece real, como si de un momento a otro fuera a salir en las noticias mientras estás sentado en tu sofá. Por lo demás, Bendis sigue mostrándonos lo bien que trata los temas policiales. Sigue con sus problemas de siempre, con sus diálogos monosilábicos y muchas viñetas mudas, lo que hace que te leas el tomo enseguida, tan rápido que te sorprende, ya que son seis números lo que contiene. Sin embargo, la historia está tan bien construida y está resuelta de una forma tan impactante que se lo perdonas instantaneamente. Y es que, a medida que se lee Powers, las piezas sueltas que no parecían tener nada en común empiezan a encajar a la perfección, confeccionando un puzzle tan bien resuelto como efectivo, además, siempre acaba dejándote con ganas de saber más, con ganas de descubrir cuál es el pasado de los personajes y qué es lo que ocurrirá después. Pero lo mejor de todo es que en este tomo descubres que cualquiera puede morir, haciendo que estemos ante un mundo aun mas real si cabe. Por otro lado, Oeming, un dibujante con un estilo cartoon muy simple pero efectivo. Lo que choca de su estilo es que, pareciendo de las series de dibujos de la televisión, no tiene límites para enseñarnos escenas viscerales e incluso de desnudos, lo que choca mucho en un principio. Pero lo mejor es su narración, muy fluída y efectiva, sobre todo cuando avanza a toda velocidad. Lo malo es que fotocopia demasiado sus viñetas, y se nota cierto abuso a ordenador, lo que disminuye la calidad de dibujo.
Por lo demás, un buen cómic, de desenlace sorprendente, que te deja con ganas de más. Acabo esta reseña con esta pregunta que me trae de cabeza: - ¿Quién mató a Johnny Royale?
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