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| DEDALO_1
desde Palma de Mallorca
, pos aquí
-- Domingo, 22 de Mayo de 2005 a las 09:30.
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La película es desastrosa, aunque mejor que Toya y el Rey Arturo (para ser peor se debería hacer a propósito), pero aún así sigue siendo mala:
La relación entre la madre (A.Jolie) y Alex es increíble, creo que si nosotros tuviésemos de madre a la Jolie y nos llevase unos meses de edad…. No la intentaríamos estrangular, casi la violaríamos (siguiendo los sistemas de la época, esto no sería tan raro…), mejor tratada la de Alex y su padre, y muy buena la escena de la muerte de este (aunque no está muy claro que Alex no estuviese implicado).
Las batallas (salvo el comienzo de la de Gaugamela, cuando se ve la mirada desde el águila) parecen rodadas por un cámara con parkinson, vibra tanto la cámara que no se saca nada en claro.
Los cascos griegos (véase las estatuas de Alejandro) parecen de cachondeo, una mezcla infernal de tipos y el de Alejandro del leoncito parece una mezcla de Excalibur (el del niño) y Cladiator.
La sexualidad de Alejandro es absolutamente homosexual, cuando, entre los griegos (supongo que igualmente entre los macedonios) lo normal era la heterosexualidad, la homosexualidad se solía dar con efebos (más jóvenes o menos poderosos) no entre iguales de edad, disfrazado como discípulo, y no parecida a la actual, sino bastante más contemplativa (en muchos casos) o sustitutiva (en otros). La posibilidad de confundir una amistad de armas (la más fuerte que existe: tu me debes la vida y yo te la debo a tí) es grande.
El matrimonio con Roxana, que buena parte de los expertos consideran “por amor" se deja como un matrimonio para tener un hijo (como que ya no queda más remedio), cuando esto se lo podría haber dado cualquier princesa persa (con ventajas políticas).
El ataque de los elefantes en India parece que fuera en Vietnam, en vez del Hydaspes, aparte de poner a los elefantes como la suprema arma militar cuando nunca dieron muy buen resultado (asaeteados daban la vuelta y aterrorizaban a los propios infantes).
La escena de la muerte de Hefestion, con la frase “recuerdas cuando me vestías de jeque y jugábamos con espadas de madera” hizo que estallase un ataque de risa en el cine… sólo faltaba el gritito en plan “loca”.
Aristóteles parece un “profe” de parvulario, contando cuentecitos estúpidos a unos niñatos.
La doma de Bucéfalo parece de cachondeo, en un minuto se sube a él y lo maneja como a un corderito (la verdad es que no parece gran mérito).
Pasa de puntillas sobre la dualidad de Alejandro en lo relativo a su misericordia-crueldad, no habla de la conquista de Grecia, del incendio de Tebas sólo dice dos palabras y en off, no cuenta nada del “nudo gordiano”, de la conquista de Gaza, el sitio de Tiro, … parece que, en realidad, conquistara toda Persia y Asia con una batallita de nada (la de Gaugamela).
Darío parece Bin Laden en algo más guapito.
El ojo de Val Kilmer parece que se lo han tapado “con un chicle”.
Según los estudios Alejandro (no el Alex de Stone) era un tanto alcohólico, al que le gustaban las orgías con bebida, comida y (se supone) sexo, muriendo (probablemente) debido a una (o envenenado, según otros), en el “Alex el grandecitoooooor” parece que muere en la primera borrachera que pilla en su vida.
Lo que se podía forrar el director es vendiendo “el elixir de la eterna juventud” de la Jolie, después del tiempo que se supone que transcurre sigue tan “buenorra” como al principio, sólo le salen unas canitas (no muchas, no vayamos a romper el atractivo sexual…).
En resumen, Stone hace una película para que estalle una cierta polémica con la sexualidad de Alejandro y vaya más gente a verla, es mala, liada, poco histórica y lo peor… los americanos (perdón, yankees) poco dados a la lectura, sólo sacarán la conclusión de que Alejandro Magno era una gay de tomo y lomo (no bisexual como dicen algunos…) que gano una batalla y como persiguió a un tal Darío por medio mundo y quería ver el cuento que le contó su profesor, llegó hasta la India, TREMENDO.
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