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Scott Morse además de haber sido varias veces nominado a los premios Eisner también ha sido director artístico de las series de animación “Soy Comadreja” o “Vaca y Pollo”, y algo de eso se nota en su trazo. Un trazo extraño, muy personal, casi picasiano, pero que se complementa perfectamente con el tono de esta obra.
Porque esta historia es también muy personal. Por una vez los mafiosos italianos no nos son presentados como mercenarios fríos, calculadores y vengativos (esa definición se la reserva Morse para los mafiosos irlandeses), sino como seres humanos carismáticos y entrañables, con sus defectos y sus virtudes, sus supersticiones, su amor y fidelidad por la familia, su sentido del humor y sobretodo con una gran nobleza. Es una historia pequeña, diríase que anecdótica. La acción transcurre en poco más de un día, pero ese corto intervalo le sirve a Morse para presentarnos un selecto grupo de personajes complejos en su sencillez. El motor de la historia es Vicenzo, panadero, pintor, cuentista, falsificador, maestro, supersticioso hasta la médula... Pero el resto de actores de este drama no se queda atrás: Friedo el borracho, que pese a su asombrosa habilidad para meterse en líos es apreciado y protegido por todos; el joven Jack, pupilo de Vicenzo, aparentemente inocente pero metido en la trama más de lo que pueda parecer en un primer momento e involucrado en la guerra de mafias involuntariamente; el Padre Cavallaro y su “familiar” enfermo, tal vez el personaje que más ternura despierta y eso sin mencionar al resto...
El cómic en si mismo ni es “El Padrino” ni pretende serlo, solo es la historia de un grupo de gente viviendo sus vidas, pero narrada con una gran estima por los personajes y su entorno. Lo cual es muy de agradecer porque es algo que no se ve lo suficientemente a menudo.
¿Conclusión que saco de todo esto? Pues que “Volcanic Revolver” es una obra muy recomendable a la que solo se le puede reprochar que te deje con ganas de más (si es que eso es reprochable).
No puedo terminar sin alabar el trabajo editorial que está haciendo Astiberri. Tal vez sus publicaciones no sean lo que se entiende comúnmente por “comerciales”, tal vez no se hagan ricos vendiendo este tipo de comics, pero la calidad de lo que han sacado al mercado hasta ahora está muy por encima de la norma.
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