Aviso de Spoiler
Me levanto una mañana, leo mi último número del Capitán América edicion USA, y BUCKY BARNES MATA A CRÁNEO ROJO. No pasas nada, quizás sea un lapsus de los guionistas. Bien, paso a leerme mi último número de Batman edicion USA, y JASON TODD APALIZA AL JOKER. Vale, bien, tranquilos todos. No estamos en un Elseworld o un What if, simplemente es carencia de imaginación, el mal endémico que últimamente parece haberse apoderado de los guionistas yanquis.
Todo comenzo más o menos cuando alguien tuvo la brillante idea de resucitar a Norman Osborn. A diferencia de los malvados habituales, que cada cierto tiempo resurgen para dar un poco la lata, el bueno de Norman, personaje que pasó a la historia tras el final de su vida matando a Gwen Stacy, pero que durante la misma no había sido nada excesivamente memorable, llevaba olvidado y definitivamente desterrado a la mitología comiquera desde los 70, cuando lo recuperan para justificar el final de la desmadrada Saga del Clon y asociar los nuevos personajes de Scrier, Traveller y Spidercida al hilo argumental tradicional. Y durante un tiempo funciona, pero ahí le tenemos ahora como uno más de los villanos de Spiderman, sin más relevancia. A continuación empezamos con el "a ver quien la lía más gorda". Resulta que los héroes de DC se dedicaban a lavar cerebros por ahí y media familia de superhéroes acaba muerta o ingresada en el psiquiátrico a resultas de eso, mientras que en Marvel una heroína con el cererbo lavado se vuelve pirada, al Doctor Extraño le da por contar churrucientos años después que eso de la magia del Caos no existe (por cierto, contradiciendo varios Official Handbooks y juegos de Rol), y se ventilan a media familia superheroica incluyendo para pasmo general a Ojo de Halcón, la Visión y al pobre Hombre-Hormiga. ¿Os suenan familiares ambos argumentos?. Y ahora resulta que la mayor amenaza que ambos supergrupos, justicieros y neovengativos, tienen que afrontar, en alguien con tecnología hiperavanzada que mueve las cosas desde las sombras. Oh, Dios mío Chendler Bing.
¿Nadie recuerda que fue de los tiempos en que Lobezno resultaba ser un samurai caído, la ropa nueva de Spiderman resultaba ser un simbionte enamorado o un Batman avejentado barría el suelo con Superman en el futuro de Gotham?
En fin, solo cabe esperar que la originalidad coherente vuelva a donde nunca debió marcharse, porque sino probablemente baste con leerse un cómic de cada compañía para enterarse del argumento de ambas. Como en los tiempos de Deep Impact y Armageddon.
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