OMAR EL NAVEGANTE ... A GRITOS
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graciela
desde chimbote
, PERU
-- Miércoles, 9 de Agosto de 2006 a las 21:45.
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-: Omar el Navegante.
Hace pocos años, algunos leíamos con interés las primeras aventuras de OMAR EL NAVEGANTE en las páginas de DOS VECES BREVE. Las leíamos con gusto, y regusto, porque teníamos la sensación de estar asistiendo al nacimiento de un personaje de comics, en una época en la que tal alumbramiento no parece posible pues abundan en las páginas de la nueva historieta los personajes planos e indefinidos, pasajeros. Nos recordaba a otro marino, CORTO MALTÉS, pero también adivinábamos en sus formas y semblante a otros héroes de la literatura clásica como SINBAD EL MARINO o, el modelo por excelencia, ULISES, el guerrero homérico. Y es que OMAR EL NAVEGANTE es un constante homenaje a este último y a todos aquellos que siguieron su estela. El autor, PEDRO RODRÍGUEZ, mantuvo esa dirección número tras número y tras algunos altibajos, nos regala ahora un extraordinario relato en formato álbum que sintetiza todas aquellas referencias de las que hablamos. HOMERO, sí, LA ODISEA, están muy presentes en esta obra que ARIADNA EDITORIAL (curiosa coincidencia mitológica), nos ofrece. Dos muchachos cretenses, OMAR, el protagonista, y su amigo ANDREAS, descubren en el fondo del mar los restos de un barco cretomicénico, donde un esqueleto cubre su cráneo con uno de los característicos cascos de dientes de jabalí de los nobles guerreros griegos que un día asolaron las playas de TROYA. En torno a la posesión de dicho yelmo y a un manuscrito escondido en su interior, gira una historia de aventura y amistad. Dos jóvenes muchachos protagonizan su peculiar rito de iniciación a la vida de adultos con un salto al vacío desde un acantilado. Uno de ellos perderá por completo su inocencia por las circunstancias de la vida, pero su búsqueda, quizás la de ambos, será la del tesoro perdido de la juventud que finalmente conseguirá. La historia, dice JORGE GARCÍA, se desarrolla en el s.XVII, pero yo la situaría en las primeras décadas del XVI, (o incluso en las últimas del XV), por ser ésta última una época de entusiasmo renacentista y descubrimientos geográficos, mientras que la primera es sombría y decadente, la de los austrias menores y el Concilio de Trento. Por otra parte, fueron los hombres del XVI quienes buscaron la fuente de la eterna juventud en América sin éxito, pero espoleados por tal deseo descubrieron tierras absolutamente desconocidas para los europeos de entonces. Del estilo gráfico, simplemente destacar que en esta ocasión el trazo es más espontáneo, menos relamido que en las primeras historietas, y según mi opinión, más interesante. Las figuras, alargadas, parecen muñecos de madera, maderos sin pulir, de una singular expresividad. El ritmo es ligero y su lectura se hace cómodamente. Mantiene el interés. Deseamos sinceramente que PEDRO RODRÍGUEZ vuelva a fascinarnos con sus historias muy pronto.
HOP!
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