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Las Crisis en Tierras Infinitas, un nuevo inicio para el héroe.
En junio de 1.986, en el ya clásico Superman: The man of steel #1, escrito y dibujado por John Byrne, se dio inicio a la que está considerada como primera aparición del Superman moderno (pese a algunos retoques a los que se vio sometido en el reciente e inferior Birthright). La gestación de este nuevo Superman comenzó tres años antes cuando los directivos de la editorial DC Comics decidieran relanzar el Universo DC, haciendo tabla rasa en los orígenes de sus principales personajes y eliminando el lastre de las Tierras Infinitas que tanto confundían a los lectores más despistados.
Superman, un adiós y un principio. El adiós del anterior Superman se dio en la historia Cual fue el destino del hombre de acero, una adulta y crepuscular historia "imaginaria" sobre el retiro del Superman Pre Crisis , escrita por Alan Moore y dibujada por Curt Swan y George Pérez que apareció en los cómics Superman #423 y Action Comics #583. Un mes después se interrumpía la numeración de las tres colecciones mensuales de Superman (Action Comics, Superman y, DC Presents) y se ponía a la venta Man of Steel #1, escrita y dibujada por John Byrne y entintada por Dirk Giordano.
El nuevo Superman. Byrne venía de la competencia de firmar uno de los mejores cómics de superhéroes en las páginas de Fantastic Four y su nuevo Superman estaba destinado a romper los moldes con respecto a versiones anteriores a nivel creativo. Su Superman fue el más humano de todos los anteriores y heredó el sentido del humor que le imprimió Christopher Reeve en sus interpretaciones del personaje de la saga cinematográfica iniciada por Richard Donner; mientras, su Clark Kent dejó de ser el tímido y torpe reportero para ser un periodista más intrépido en la línea de lo interpretado por George Reeves en la serie de televisión de Superman de la década de 1950. (Algo que, desde la llegada de Loeb, se ha perdido para volver a ver a un héroe más inocente y “pueblerino”). El Superman Post Crisis vio reducidos sus poderes, que dejaron de ser “infinitos”, con la intención de hacer más interesantes sus aventuras y que el hombre de acero se esforzara para derrotar a los villanos o rescatar a sus amigos. Ese intento por hacerle más humano llevó a que fuera realmente el único superviviente de Krypton y conceptos como los criminales kryptonianos, la ciudad embotellada de Kandor, Krypto Supergirl fueran dejados de lado o reconvertidos de tal manera que su origen nunca fuera kryptoniano (o, al menos, que no procedieran del Krypton del universo en el que viviera este Superman). Y por humanizar todavía más a este héroe, su Krypton sería el frío y distante presentado por Richard Donner en sus películas dedicadas a Superman, donde sus habitantes tras siglos de evolución tecnológica y genética carecerían de las mínimas emociones humanas, y Kar el no nacería en el mundo de sus padres biológicos; si no que sería transportado a la Tierra como un feto dentro de una nave matriz y terminaría naciendo justo cuando esa nave aterrizara en Smallville, Kansas.
Secundarios y villanos Un buen personaje no se debe medir únicamente por sí mismo y siempre es tan bueno como el villano al que se enfrenta. Si Superman es el bien absoluto, su nemesis debería ser el mal absoluto... Eso debió pensar Marv Wolfman, quien concibió la versión definitiva de Lex Luthor, dotándolo de una humanidad y motivaciones tan realistas como peligrosas al convertirlo en un poderoso empresario sin escrúpulos que cree en eso del “fin justifica los medios” directamente sacado de la película Wall Street. Mientras, el resto de los villanos, clásicos o de nueva creación, siguieron los pasos de Luthor para convertirse en serias amenazas contra el hombre de acero.
De los personajes secundarios puede decirse que siguieron la máxima de cambiarse para permanecer iguales y ganaron una evidente tridimensionalidad en sus personalidades. Quienes más ganaron con estas mejoras fueron Perry White (atentos al magistral tratamiento que hizo sobre este personaje Marv Wolfman durante su etapa en Adventures of Superman) y Lois Lane, que le sirvió a Byrne para crear un interesante triángulo amoroso Lois/Clark/Superman cargado de una tensión sexual que seguía los pasos de lo mostrado en series de televisión famosas por aquella época como Luz de Luna.
Colecciones de Acero. Después de la miniserie Man of Steel Superman disfrutó de tres colecciones regulares. Action Comics retomó su numeración desde el #584 y se convirtió en una suerte de Marvel Team Up bastante irregular en el que el Hombre de Acero solía ir acompañado en cada aventura de un héroe del Universo DC; Superman, se renumeró con un nuevo número 1 y ahí fue donde Byrne expandió el mito del remozado Superman; y la "nueva" Adventures of Superman, heredó la numeración la colección original de Superman, inciando su aventura editorial con el #424. Esta última colección estuvo escrita por Marv Wolfman y fue dibujada por Jerry Ordway y siempre fue un secundario de lujo frente a las colecciones de las que se encargó John Byrne, aunque en sus páginas los lectores encontraron varios de los mejores momentos de esta etapa y hubo sagas que llegaron a superar en interés y calidad a las publicadas en las, entonces, series estrella del personaje. Desde el número 436, con fecha de portada de Enero de 1.988, Adventures... será escrita a la par por su dibujante Jerry Ordway y por John Byrne.
La marvelización de un personaje Si de algo ha podido hacer gala la competencia de DC durante muchos años ha sido la de anclar a sus personajes en lo más parecido a la realidad que pueda tener un cómic de superhéroes. Y hay que reconocer que antes del Superman de Byrne ya se publicaron cómics adultos y ahí está, por ejemplo, el Green Lantern / Green Arrow. Sin embargo, esa apariencia de realidad le quedaba lejana al último hijo de Krypton y John Byrne decidió darle a sus cómics un aire más adulto, moderno y progresista, usando la experiencia que había ganado en ese terreno durante su estancia en Los 4 Fantásticos.
A lo largo de esta etapa hubo historias épicas, pero la gran mayoría se construyeron teniendo en mente el mundo real que rodeaba tanto al autor como a los lectores de sus cómics. De esta manera, en los cómics de Superman los seguidores de estos cómics pudieron leer historias que hablaban sobre el lesbianismo, el drama de los veteranos de guerra en el Vietnam, el abuso de poder, la pena de muerte, las bandas callejeras o sobre las torturas a las que son sometidos los animales en laboratorios durante la realización de experimentos con nuevos medicamentos. Otros hubieran usado todos esos argumentos de manera superficial y por crear polémica con el único objetivo de captar la atención de los medios, ganando de paso unos cuantos ingresos extra derivados de un posible aumento de ventas; Byrne, en cambio, demostró en las páginas de Superman su maestría aproximándose a estos temas con sensibilidad e inteligencia.
Ahí no acabó la reconversión a cómic “adulto” (que no sólo “para adultos”) y en otras historias menos terrenales orientadas hacia el terror y lo sobrenatural Byrne mostró una soltura impresionante, escribiendo cómics oscuros y siniestros sobre los seres procedentes del imaginario colectivo que tenemos todos en mente al referirnos a estos géneros.
En final de una etapa. Todo lo bueno llega a su fin y con el número 22 de Superman, con fecha de portada de Octubre de 1.988, John Byrne puso oficialmente fin a su etapa como guionista y dibujante de las colecciones del Hombre de acero. Como suele ocurrirle a este autor de cómics, las diferencias creativas con los editores jugaron un papel importante en esta decisión.
Byrne se marchó a lo grande, elaborando una saga que acarrearía importantes repercusiones en el futuro de las colecciones protagonizadas por el Hombre de Acero y en otras del Universo DC, como La Legión de Superhéroes. En dicha saga, además de traer de vuelta a una renovada Supergirl (que nada tuvo que ver con la Pre Crisis y sí mucho con la que protagonizó la serie escrita por Peter David), nos mostró las consecuencias que tiene el que un hombre a quien sus padres le inculcaron el respeto por la vida de cualquier ser humano, por mucho mal que hubiera hecho, decidiera optar por romper con todo lo que le habían inculcado moralmente para pararle los pies a unos enemigos capaces de destruir un planeta entero.
Rogert Stern y Jerry Ordway, entre otros sustitutos que continuaron el trabajo emprendido por John Byrne, recogieron lo propuesto en esa saga y lo llevaron a sus máximas consecuencias, creando lo que vendría a ser una segunda etapa dorada en los cómics de este personaje cuya obra cumbre fue el largo exilio en el espacio que se autoimpuso Kar-el, dado el profundo sentimiento de culpa que tenía tras hacer lo que hizo en el número 22 de Superman.
Pero eso es otra historia y, ahora, los lectores que no pudieron disfrutar de esta etapa en su momento, cuando la publicó Ediciones Zinco puede hacerlo en el futuro coleccionable que prepara Planeta.
Jose Luis Mora jmazarias@dreamers.es
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