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| MORTADELO
-- Domingo, 24 de Abril de 2005 a las 16:09.
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La carente inventiva de la industria hollywoodiense está llevando a los di-rectivos de las grandes ‘majors’ a buscar nuevos rumbos centrados en la adaptación de cómics para la gran pantalla. Tras el éxito conseguido con "Blade", "X-Men" o "Spider-Man", no han dejado de procurar que las aven-turas de los superhéroes más famo-sos de la factoría Marvel sean el re-clamo para el gran público y para los millones de fans que hinchan las arcas de las grandes firmas del mundo del tebeo y del cine. An-tes de la llegada en verano del esperado "Hulk" de Ang Lee llega a las salas este "Daredevil" dirigido por Mark Steven Johnson y ba-sado en el héroe creado por Stan Lee en 1964. La cinta, como en el cómic, sigue las incuestionables y eficaces pautas que envuel-ven el espíritu del Noveno Arte: un acontecimiento traumático en la niñez del héroe (en este caso parejo al de Batman con la muerte del padre), la promesa de una venganza en forma de lucha contra el crimen, una hermosa chica que desestabiliza su solitaria vida y un poderoso villano dispuesto a dominar la ciudad. "Daredevil" gira en torno al angustiado Matthew Murdock, un abogado que perdió la vista de niño por culpa de un accidente con un camión de vertidos tóxicos y que gracias a ello ha adquirido la capacidad de poder per-cibir las cosas mediante un radar a modo de quiróptero.Bajo estas líneas, el director de "El inolvidable Simon Birch" construye una contemporizadora y complacien-te superproducción que busca en todo momento ajustarse lo más fielmente al cómic de Lee para deleite de los seguidores de lo que en España comenzó llamándose ‘Dan Defensor’, pero a su vez dejando ver una gran capacidad para el entrete-nimiento al alcance de un público decididamente ‘mainstream’. Con grandes defectos y virtudes, esta nueva adaptación alterna con rit-mo y destreza momentos triviales de imperfección argumental con una sólida honestidad con el material que se está adaptando. Si bien todo arreglo surgido de las páginas de una novela o un cómic suponen siempre un detrimento en la esencia artística de los obje-tivos del autor, también es cierto que la dimensión de este ajuste queda patente en la buena conciliación de viñeta e imagen, man-teniendo en todo momento la dinámica del original. Ahí es donde se encuentra el gran vigor de "Daredevil". Y es que aunque la pe-lícula no está sólo creada para los seguidores del cómic, sino para un espectador más mayoritario, sí reúne la verdadera entidad del oscuro personaje. Así, Ben Affleck, a pesar de su frágil potencial interpretativo, no sale del todo mal parado dando vida al superhéroe de la Marvel. Bajo su apacible figura, Daredevil esconde una frialdad y violencia que tienen momentos de equivalencia al oscuro mundo creado por Frank Miller en su creación del extravagante héroe in-vidente.
Mark Steven Johnson nunca pierde de vista ese lóbrego y oscuro enfoque de la ciudad de Nueva York que recuerda en su médula arquitectónica y visual al Gotham que mostró Tim Burton en las dos primeras cintas de "Batman". Ese goticismo de colores apa-gados, de opacidad moral y estética, perfilada sobre todo en el pro-tagonista, le da a la historia un atractivo añadido, una diligencia in-serta en el endiablado y simplista ritmo de la película.Respetando el cómic en su totali-dad, el reflejo de este solitario ser de la noche se recrea en esa dualidad que ofrece Daredevil con una imagen infernal y sus distintas formas que tie-ne de impartir justicia, tanto como abogado, dentro del sistema legal, co-mo cuando se sale de él y se enfunda su traje rojo. Los diabólicos Kingpin (correcto e imponente Michael C. Duncan) y Bullseye (histriónico Colin Farrell) están instaurados como villanos carentes de toda moral que no dudan en asesinar a sangre fría sólo por la simple sensación del placer. Todo ello con la inevitable y necesaria utilización de unos efectos especiales que como en el "Spider-Man" de Sam Raimi, buscan más la intenciona-lidad casi artesanal que la perfección, requiriendo en todo momento el trasfondo de serie B necesario para el correcto acercamiento al tebeo. "Daredevil" es una entretenida cinta de acción que si bien no propaga la admiración de otras adaptaciones sí logra configurarse como una producción de calidad. Entre otras cosas, por su admi-rable falta de pretensiones.
Con esa línea de acatamiento en demanda de la pura distracción desta-can en "Daredevil" espacios de lírica cinematográfica visual como lo es el hermoso momento en que Affleck le pide a Jennifer Garner (sin duda, lo mejor de la función) que permanezca quieta hasta que llueva para poder ver-la mediante el sonido de las gotas de agua cayendo sobre el rostro de la chica. Una profundidad en la relación de amor resuelta de forma en que los diálogos, aparentemente baladíes, recuperan su importan-cia en un sorprendente final con luchas a muerte, espectaculares patadas y una brevedad nada usual en este tipo de producciones. La película es, en suma, una honesta creación respecto a sus objetivos comerciales que termina por ofrecer un digno es-pectáculo en el que el alma de la Marvel está presente sobre cada uno de estos personajes que, lejos de estar estereotipa-dos, confluyen en una extraña y diletante muestra de realidad ex-puesta con un inaudito incremento de sus sentimientos y de su evolución, mostrando en todo momento una vulnerabilidad ajena a lo que estamos acostumbrados a ver en los cómics. La película de Johnson es una reconfortante obra que si bien no es una magnífica película sí es una excelente oportunidad para que los seguidores del cómic disfruten una cinta confeccionada a medida y llena de guiños que harán las delicias de los aficionados al cine de entre-tenimiento.
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