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A pesar de que últimamente las cosas están cambiando en las dos grandes editoriales norteamericanas, durante décadas los derechos de los personajes creados por los autores han ido a parar a sus manos automáticamente sin detenerse a pensar si fueron los editores quienes encargaron la creación de tales personajes o si dichas creaciones fueron ideadas por guionistas y dibujantes que buscaban un lugar donde publicar sus obras.
Grandes autores, cuyas obras hoy día son consideradas como clásicos del medio, han sufrido esta situación de perder algo que es propio (con lo que ello conlleva a nivel económico) a lo largo de la historia y uno de los casos más sonados fue el del litigio que mantuvieron Jerry Siegel y Joe Shuster con DC Comics para recuperar los derechos de Superman.
La génesis de un héroe
Jerry Siegel y Joe Shuster, dos jóvenes criados en Cleveland, Ohio, durante la Gran Depresión crearon en 1933 a un personaje llamado Superman, que apareció en la historia The Reing of the Superman, publicada en el número tres del fanzine Science Fiction. (Enero de 1933) [1].
En su primera aparición en The Reing of The Superman, Superman es un villano que recibe sus poderes de un científico loco sospechosamente parecido a Lex Luthor.
Conscientes del potencial del personaje, e inspirados en la novela Gladiator de Philip Wylie, modificaron el origen y motivaciones del personaje, para reconvertirlo en un héroe, y tras alguna que otra intentona de venta a varias revistas o sindicatos de tiras de prensa,[2] fue vendido en 1937 al editor M.C. Gaines, que buscaba material para publicar en el número uno de una revista de cómics que iba a llamarse Action Comics.
En junio de 1938 apareció el primer número de Action Comics y, desde su aparición, la fama del hombre de acero no hizo si no crecer. El porqué de su éxito entre la sociedad norteamericana de la época (además de por su evidente calidad) pudo deberse al ideal de campeón de los oprimidos que transmitieron sus creadores en el héroe de un cómic publicado en uno de los peores momentos de la historia de los Estados Unidos de América, con una Gran Depresión todavía reciente que originó pobreza y corrupción a partes iguales y el fantasma de otra guerra mundial que estaba por llegar.
 En resumidas cuentas, el pueblo americano necesitaba la esperanza que surgiera un gran héroe (aunque éste fuera de ficción) capaz de enfrentarse a los enemigos que amenazaban a su nación [3]y eso fue lo que encontraron en Superman.
Comienzan los problemas...
Las mieles del éxito no siempre son dulces y eso pudieron comprobarlo Siegel y Shuster con los excelentes ingresos económicos obtenidos por los editores por la venta de los cómics protagonizados por el Hombre de Acero y los escasos, en proporción, salarios que cobraban de esos mismos editores por haber creado dichos cómics.
Muchos jóvenes creadores desean ante todo ver publicadas sus obras y si se presenta la oportunidad de ver publicados sus cómics suelen obviar, consciente o inconscientemente, cualquier resquicio legal que perjudique sus intereses ante el editor en caso de que surjan problemas.
A Jerry Siegel y Joe Shuster debió ocurrirles esto [4] vendieron el copyright de Superman a National Periodical Publications, inc (la actual DC Comics), la editorial propiedad del militar Malcolm Nicholson Wheeler y editora de la revista Action Comics , por 130 dólares.
Siguiendo la estela del éxito cosechado por Action Comics, en 1939 se publicó primer número de la revista Superman, también a cargo de Siegel y Shuster.
La expansión del personaje no terminó en el mundo del cómic y lentamente sus aventuras fueron adaptándose a otros medios como radio y cine; mientras los periódicos comenzaban a distribuir tiras de cómic diarias protagonizadas por el hombre de acero (también realizadas por Siegel y Shuster).
El negocio le salió redondo a la National Periodical Publications, inc., que obtuvo pingües beneficios con todo lo relacionado con Superman; en tanto Siegel y Shuster apenas recibieron una media de quinientos dólares por cómic publicado.
Cuando los Estados Unidos entraron en la Segunda Guerra Mundial, los padres de Superman se alistaron en el ejército y fueron destinados a combatir en el frente de Europa.
Terminó la guerra y Siegel y Shuster regresaron a su patria y a la vida civil, donde se reincorporaron a su tarea de escribir y dibujar los cómics del hombre de acero.
Por entonces la salud de Joe Shuster se fue resintiendo y el dibujante comenzó a perder la vista, por lo que tuvieron que contratar ayudantes que finalizaran sus trabajos.
 A lo largo de los años, los creadores de Superman se fueron sintiendo cada vez más descontentos por el trato recibido por parte de sus editores y la publicación de las aventuras de un Superman adolescente llamado Superboy en la revista More Fun Comics (1945) a espaldas de Siegel y Shuster fue el detonante para que los autores se rebelaran contra la editorial y decidieran demandar a la empresa, reclamando lo que, por justicia, les pertenecía.
En 1948 finalizó un largo juicio de dos años de duración en el que Jerry Siegel y Joe Shuster invirtieron toda su fortuna. La sentencia le dio la razón a los editores y, a consecuencia del litigio, Jerry Siegel y Joe Shuster fueron despedidos de la editorial que tantos beneficios había obtenido a su costa un año antes de que se hiciera pública la sentencia (1947).
En contrapartida, en el mismo juicio los creadores de Superman ganaron el contencioso sobre Superboy y obtuvieron una indemnización de cincuenta mil dólares por parte de la editorial, al serles reconocida la paternidad sobre el Superman adolescente.
Joe Shuster se retiró del mundo de los cómics en 1951 al no poder trabajar debido a sus problemas de visión.
En la década de 1950 la familia Siegel estaba completamente arruinada. Tan precaria era su situación económica que Joanne Siegel, la esposa de Jerry, visitó las oficinas de DC Comics para suplicarle a Jack Liebowitz que hiciera algo para auxiliar a la persona que contribuyó a que la DC Comics fuera la editorial más importante de 1958 con el argumento de “¿Querría usted ver en los periódicos el titular: “El creador de Superman se está muriendo de hambre”?
Desde DC Comics aceptaron volver a contratar a Jerry Siegel en 1958, con la condición de que Siegel no recibiría ningún crédito o trato de favor.
Y, nuevamente, la situación se le complicó a Siegel cuando en 1964 fue despedido de DC Comics al quejarse de que esperaba un trato mejor por parte de los editores.
Algo mejoró la suerte de los padres de Superman cuando en 1975 DC Comics decidió limpiar su imagen ante el inminente estreno de Superman. La Película de Richard Dooner y les otorgó una pensión anual de 35.000 dólares a cada uno para el resto de su vida, así como la inclusión de sus nombres como creadores del personaje en los títulos de crédito de la mencionada película, después de que tanto Carmine Infantino como Neal Adams hicieran campaña para que les fueran reconocidos los derechos como creadores de Superman a Jerry Siegel y Joe Shuster.
 Demasiado tarde se les reconocieron parcialmente sus derechos y, sobre todo con Siegel, DC Comics llegó a establecer unas relaciones no del todo malas y en 1986 Julius Schwartz, editor de DC en los años ochenta, invitó a Jerry Siegel a escribir el final del Superman de la Tierra 1 PreCrisis en una de esas famosas “historias imaginarias”.
Siegel declinó la oferta y el autor elegido para escribirla fue Alan Moore, con su mítico ¿Qué ocurrió con el Hombre del Mañana?
Aun así, las heridas nunca se cerraron del todo y años después de su muerte (el fallecimiento de Joe Shuster sucedió en 1992 y el de Jerry Siegel en 1996) suelen leerse de vez en cuando noticias sobre nuevos litigios promovidos por sus herederos por los derechos de este personaje.
Por desgracia, el caso de Jerry Siegel y Joe Shuster no es único y otros autores como Jack Kirby, Joe Simon, Neal Gaiman, José Sanchis y un largo etcétera continúan -o continuaron, en el caso de quienes nos dejaron o de quienes recuperaron lo que es suyo- luchando por unos personajes de su propiedad, pues por ello fueron sus creadores.
Jose Luis Mora
jmazarias@dreamers.es
[1]Science Fiction, fanzine editado por Jerry Siegel que estuvo dedicado al género de la ciencia ficción y donde fueron publicados los primeros relatos de autores como Ray Bradbury.
[2] Poco después de debutar en The Reing of the Superman Siegel y Shuster intentaron vender las aventuras del personaje a la revista de cómics Detective Dan. Todavía no lucía su clásico uniforme y vestía una camiseta y pantalones ajustados. Para la redefinición de su personalidad y su orígen se inspiraron en varios héroes de novelas y cómics pulp como Tarzán, John Carter de Marte o Doc Savage.
[3] Estos enemigos del pueblo americano entonces eran más mundanos de lo que nos puede parecer a simple vista y, lejos de hacer gala de patrioterismo barato al enfrentarse contra agentes de potencias extranjeras (o terroristas, como pudiera ocurrir en la actualidad), este Superman se vio las caras en el primer número de [i]Action Comics[/b] con senadores corruptos, gansters y hombres que maltrataban a sus mujeres.
[4] En su descargo, se debe aclarar que en 1938 (cuando ninguno de los dos superaba los veinte años) el tema de los derechos de los autores de cómics no estaba tan extendido como ahora y que la mayoría de los editores solían imponer draconianas condiciones en los contratos a los guionistas y dibujantes que aceptaban firmar con ellos, obligándolos por contrato a ceder los derechos de sus creaciones a la editorial.
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