Antes de empezar, quien no haya leído el cómic que aquí se reseña y no quiera enterarse de nada importante, que no lea el quinto párrafo.
El tomo de Powers anterior a este me pareció bastante pobre, sin sorpresas y poco reseñable, daba la sensación de que la serie se había estancado, que se repetían los mismos esquemas una y otra vez sin contar algo verdaderamente interesante. ¿Es este es el mismo caso?
La historia empieza con un reportaje de la televisión donde se ve a un célebre superhéroe realizando un acto sexual verdaderamente inmoral. A continuación, vemos que es asesinado y que las cámaras de vigilancia no rebelan al asesino, llegándose a la sospecha de que es invisible. A partir de aquí, Walker y Deena, del departamento de homicidios, tratarán de descubrir al asesino. El problema es que todo apunta a compañeros de la víctima, componentes de un grupo de superhéroes muy famoso y popular que se disgregó hace mucho tiempo. Desde entonces, los miembros han rehecho su vida como han podido y a su manera, retirándose del servicio incluso. A los protagonistas les cuesta creer que puedan ser los culpables, pero lo peor es que... Las cosas acaban complicándose hasta el punto de que algo parecido al fin del mundo, está cerca.
¿Intrigado? No es para menos, pues el asesinato y la investigación que se va llevando a cabo a lo largo del cómic no es verdaderamente lo importante, sino lo que hay detrás. Incluso es muy fácil determinar desde el principio de quién podría tratarse, pues solo hay que sumar dos mas dos. Lo mejor es, sin duda, la increíble trascendencia que tiene esta saga en la colección, pues la deja patas arriba y preparada para muchas situaciones diferentes a las que estábamos acostumbrados. Incluso puedo afirmar que el argumento principal es similar al de Watchmen, solo que contado de una manera MUY diferente y además jugándose con la posibilidad de lo qué pasaría si cierto icono americano de la editorial DC, perdiera completamente la cabeza. Por lo demás, el tomo ofrece lo de siempre, el provecho que sacan los medios de comunicación por las noticias más sensacionalistas, el aprovechamiento del marketing... en definitiva, los problemas de la sociedad actual, reflejado en casi todas las viñetas y mucho mejor que en los tomos anteriores, mucho más sutil y menos gratuito, como si Bendis tuviera un especial cuidado.
Lo impresionante es que el grupo Unity (que es el grupo de superhéroes que se retiró) es una especie de JLA, Bendis juega a lo largo del tomo con un "qué pasaría si...", con todos ellos, como si un Elseworlds se tratara. Así, en esta colección, tiene toda la libertad del mundo, pues en DC bien difícil sería mostrar a Batman haciendo lo que hace en el video que la tele retransmite al principio del cómic. Y como burla de la JLA que es, cuenta con su Superman, su Batman (con su Robin gay y todo), su WonderWoman (casada con el hombre de acero, llegando a tener un hijo con él), etc. Y es que lo interesante e importante es el hecho de que el argumento gire sobre la posibilidad de que Superman llegara a perder la cabeza un día, dándose cuenta de que no puede hacer nada para cambiar la hipocresía y crueldad que hay en el mundo, llegando a tener delirios de grandeza, creyéndose todo un dios que debe estar por encima de todos aquellos que no estén a su nivel. Aterroriza, la idea aterroriza de veras, sobre todo por el final, cuando se ve la cantidad de destrucción que ocasiona (crítica intensa contra la iglesia y el Vaticano, por no hablar de lo de Iraq) deja a todo el mundo realmente horrorizado, sin esperanza. Y el desenlace, cuando se arregla todo, es de lo mejor, inspirado en Watchmen, sin duda y tendrá sus repercusiones en las sagas siguientes.
Oeming, por otra parte, realiza el trabajo acostumbrado. Con ese estilo cartoon donde todo tiene cabida y no hay problema alguno para representar cualquier tipo de vísceras, sexo, etc. Sorprende la fluidez de sus páginas, lo fácil que es seguir la trama y las acciones de los personajes, es decir, la narración es sublime, dejando con la sensación de haber visto una película de animación. Si a todo esto añadimos que hay menos "fotocopias" de viñetas de lo normal, salimos ganando, pues era uno de los grandes defectos de esta colección.
Bien, pues se trata de un tomo altamente recomendable, que carece de los mayores defectos de los autores (no hay diálogos de besugo de Bendis, por no hablar de que ni siquiera hay lentitud en los números) y que además es MUY transcendente, por no decir sorprendente de arriba a abajo. Yo creo que es el mejor que han sacado hasta ahora, y con diferencia.
Tengo MUCHAS ganas de ver cómo sigue esto.
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