Es muy inferior a la primera parte con la que tanto me encariñé, pero no deja de ser una entrañable película para niños. nadie la confunda con las maravillas de Don Bluth.
La verdad, esta secuela me parece inferior a la primera parte... pero algo más divertida, ya que lo que reduce en carga dramática lo gana en humor, algo que queda patente en ese leve cambio de caracterización del protagonista que se ha mencionado.
Una curiosa versión animada y ratonil-gatuno-canina del género del western.